miércoles, 11 de febrero de 2015

El poder de la imaginación

Nuestras vidas están llenas de imaginación, desde que comienza el día, por alguna razón, comenzamos a imaginar como será, ¿lloverá?. Porque nos hemos puesto zapatos blancos, sin intención alguna de cambiarlos por otros, aunque caigan raíles de punta.

¿Habrá retención de tráfico?, es el pensamiento que nos aflora, con el coche aún en la cochera.

¿Llegaremos a tiempo al trabajo?, ese el pensamiento que llega a la mente, aunque sabemos que tenemos tiempo suficiente incluso, para beber un café y leer la prensa.

Imaginamos que todo va a salir según lo hemos planeado, pero sería mejor tener un plan B, por si surge algún contratiempo, fuerte costumbre humana que querer controlarlo todo, hasta el tiempo. 

Juan hoy ha tenido un día estupendo, pero tiene una incertidumbre imaginaría.  Espera el análisis y sobre todo el resultado del informe final, que ha estado elaborando durante toda la semana y no deja de imaginar si su jefe estará o no de acuerdo con las “modificaciones” que le pidió que hiciera en el presupuesto general de la empresa para el próximo año. Juan pensará en el tema hasta el lunes, porque ahora ya es viernes y realmente no va al trabajo, sino que está regresando a su casa.

Juan llegará a tiempo a cenar con su familia, pero no está seguro de que haya escogido la botella de vino adecuada para la ocasión, ya que su hija mayor traerá a cenar a su novio y a sus futuros suegros por primera vez.

Comienza a imaginar como serán, si les gustará la cena que su esposa desde su trabajo a encargado a domicilio porque llegará más tarde que él, ha habido un accidente en la avenida principal de la ciudad y todos los sanitarios han sido llamados a labor después del horario normal de trabajo.

Sus dos hijos menores están en casa y por la hora que es imagina que ya habrán hecho los deberes. Y que su hija mayor se prueba todo el ropero antes de que llegue el novio y progenitores en conjunto.

Llama a su esposa que le confirma que no llegará para la cena, las urgencias están complicadas, le verá mañana en la noche cuando seas él quién regrese del trabajo, cansado, realmente agotado.

Juan se despertó sudando, era domingo. Desorientado por segundos, luego sonrió,  ya sabía porqué no había sabido elegir una botella de vino, porque en realidad no bebe, se había estresado ante situaciones que no ha vivido y conversaba con una esposa que no tiene, porque no se ha casado, aquellos hijos aún no han nacido, al menos en esta vida.

A pesar de haberlo imaginado todo , se sintió tan feliz  y con una profunda curiosidad por intentar que su sueño se convirtiera en realidad. Se prometió ser cuidadoso con sus pensamientos y pensar solo en lo que tendría que hacer en el preciso momento en el que vivía una vez despierto.








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