En los tiempos que
corren podríamos pensar, que comer frutos secos es caro, pero si sustituimos
las golosinas, refrescos gaseados, grasas saturadas y colesterol no
beneficiosos para el organismo, los cuales muchas personas consumen a diario y
solo aportan calorías en exceso, notaríamos que cambiar algunos de nuestros
hábitos alimentarios bien valdría la pena.
Los frutos secos son
una fuente importantísima de aporte de antioxidantes como pueden ser la
vitamina C y la vitamina E. las cuales nos ayudan a disminuir los
radicales libres, los cuales son responsables del estrés oxidativo,
favoreciendo el envejecimiento celular acelerado, de nuestros tejidos y
órganos. La presencia de los radicales libres en exceso en nuestro organismo,
si bien no está descrita como factor etiológico, favorece el desarrollo de
enfermedades neurodegenerativas que causan discapacidad y que dificultan el
desarrollo cotidiano de nuestras actividades de la vida diaria. Las vitaminas
del complejo B, Fósforo. Calcio y Magnesio, son además fundamentales en
el manteniente de un cuerpo y mente saludables y
pueden ser encontradas en los frutos secos.
Los frutos secos
tienen un alto contenido de vitamina E, esta vitamina liposoluble (soluble en
grasas), actúa como antioxidante a nivel de membrana citoplasmática, de
lisosoma y del retículo endoplásmico. Las membranas celulares son las
encargadas de que recubrir y dar protección y sostén a las células que forman
los tejidos y conforman nuestro órganos. Una membrana celular íntegra, con
uniones celulares bien estructuradas y saludables, son garantía de protección
ante agresiones virales y bacterianas, constituyendo la barrera defensiva,
entre posibles microorganismos agresores y las células.
Una ingestión
adecuada de vitamina E puede ser ventajosa para nuestro sistema circulatorio,
por lo que puede ayudarnos a prevenir enfermedades cerebrovasculares y
cardiovasculares. Puede proteger además nuestros nervios ópticos que son los
encargados de la transmisión de señales eléctricas las cuales son traducidas en
imágenes a nivel retiniano y nos van a permitir la visión.
Si consumimos
vitamina E contenida en los frutos secos, vamos a prevenir o retrasar la
aparición de enfermedades como el Parkinson, por lo que previene la demencia
consecuente, siempre teniendo en cuenta la ausencia de otros factores que
predeterminen su desarrollo. Se ha demostrado que el consumo adecuado de
vitamina E previene la caída del cabello, de causas no genéticas y ayuda
regular los niveles de colesterol.
De todos es conocida
la importancia de mantener niveles de colesterol normales, debido a que su
elevación es de alta incidencia en la aparición de enfermedades obstructivas de
las vías circulatorias, de órganos tan importantes como cerebro, corazón y
riñones.
El contenido de
Vitamina C (ácido ascórbico) presente en los frutos secos, es también una rica
fuente de antioxidantes. Se ha podido comprobar científicamente que las
personas consumidoras habituales de alimentos que contienen ácido ascórbico de
fuentes naturales, como pueden ser las frutas y los vegetales llegan a ser
mucho más saludables, más longevos y padecen menor cantidad de enfermedades
crónicas.
Es importante
aclarar que los seres humanos no poseemos la capacidad enzimática de producir
vitamina C, debido a una mutación genética, que no es letal para el organismo
ni mucho menos, pero que nos impide sintetizarla, por lo que es imprescindible
que la integremos a nuestra dieta.
La vitamina C
mediante su gran poder antioxidante, disminuye el estrés oxidativo aportando
una mejor calidad de vida a nuestros, tejidos y órganos, por lo que ayuda al
desarrollo de la dentición y de las encías, cartílagos, huesos, músculos y
tendones. Permite además que nuestro organismo pueda absorber adecuadamente el
hierro (Fe), siempre en presencia de cantidades adecuadas de Vitamina B12 a
nivel intestinal.
Al disminuir el
estrés oxidativo, la vitamina C puede garantizar, el crecimiento y la
reparación del tejido conectivo en condiciones normales, ayudando a que las
células de las capas de la piel puedan reforzar sus uniones, por lo que
lograremos tener una piel más suave, firme con apariencia juvenil. Los efectos
benéficos del consumo habitual de alimentos con contenido de vitamina C
estimulan la producción de colágeno, el colágeno es un cofactor que interviene
en una reacción química llamada hidroxilación que involucra a aminoácidos lisina
y prolina, en este caso el efecto va a ser contribuir a la metabolización
adecuada de las grasas, evitando que estas se acumulen en exceso en nuestro
organismo.
Se encuentra en
estudio el significado que pueda tener el consumo de vitamina C en beneficio
del sistema inmune, en mi experiencia clínica he indicado intensamente el
consumo de esta vitamina procedente de los frutos secos y frutas ácidas, ya que
he podido comprobar, que su habitual consumo, logra activar el sistema inmune,
evitando infecciones del sistema respiratorio alto, lesiones pruriginosas de la
piel y mejorando el estado de ánimo y la capacidad de concentración de
pacientes con Esclerosis Múltiple y Epilepsia.
Entre los frutos
secos que mayor aporte de vitamina C, E, calcio y fósforo, muy importante, para
favorecer la atención y la concentración podemos encontrar las avellanas,
nueces y almendra naturales, que poseen además un alto contenido en fibra que
nos sacia el apetito, nos ayuda a la formación del bolo fecal y a combatir el
estreñimiento. También aportan calcio, magnesio y potasio, previniendo a su vez
la osteoporosis, la causa de la llamadas osteoartrosis, que tanto limitan las
capacidades funcionales de los pacientes que la padecen.
Las personas con
discapacidad que tengan dificultad para la masticación y deglución, pueden
consumir los frutos secos, verduras y vegetales, si los añadimos a papillas y
batidos, serán de su agrado y la forma de administración evitará la asfixia
mecánica.
Una ingestión de
frutos secos de forma diaria puede sin duda alguna contribuir al mejoramiento
de la salud humana.
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